Os presentamos una figura retórica peculiar en fondo y forma. Su sonoridad gutural es muy llamativa; parece que sea necesario añusgarse para pronunciar este vocablo...
Paragoge proviene de latín paragōge, y este del griego παραγωγή, y se define, en el campo de la gramática, como la adición de algún sonido al fin de un vocablo; por ejemplo, en fraque por frac. Era figura de dicción según la preceptiva tradicional.
Recientemente comentábamos en este blog, sin saberlo, un ejemplo típico, la forma incorrecta huéspede.
Buscando algún otro ejemplo -tampoco es que abunden especialmente- hemos localizado: clube (de club), mare (de mar), albahacar (de albahaca) o nadien (de nadie), casos poco generalizados, excepto el extendido y chirriante vulgarismo de la segunda persona del singular del pretérito perfecto simple de indicativo: comistes, dijistes, hicistes...
Quizá Chiquito de la Calzada colaboró grotescamente en la ampliación de este corto repertorio con una forma muy adecuada para la despedida de esta entrada. ¡Hasta luegorrr!
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