Los amigos de
Cuarto Milenio nos revelaron
un enigmático término en su programa del pasado fin de semana; un término que relaciona la medicina y el misterio, lo desconocido de nuestra propia anatomía...
¡Y además es una palabra esdrújula de las que nos gustan tanto! Aunque debemos admitir que esta tiene un regustillo tenebroso...
Trépano, d
el bajo latín trepănum, y este del griego τρύπανον, es, en el campo de la medicina, el instrumento que se usa para trepanar. ¡Efectivamente, no esperéis nada bueno...! El DRAE define trepanar como "horadar el cráneo u otro hueso con fin curativo o diagnóstico".
Según se explica en el
reportaje, esta práctica ya se realizaba en el Neolítico mediante herramientas de sílex con fines místicos y rituales, para expulsar a los malos espíritus o para facilitar el contacto con el más allá, o con fines medicinales, para curar epilepsias y desórdenes mentales.
Diferentes culturas, como la inca, la nazca o la romana, practicaron también esta técnica. Incluso el propio Hipócrates, el del juramento médico, la describió en sus tratados.
En la actualidad, se sigue empleando en medicina para facilitar el acceso a determinadas operaciones de neurocirugía, por ejemplo en casos de tumores cerebrales.
Pero quizá el dato más sorprendente sea la existencia de una comunidad de pensamiento que defiende la trepanación como puerta de acceso a un nivel de conciencia superior, casi cósmica. El promotor de esta corriente fue Bart Hughes, un falso doctor holandés que planteó la teoría de que la trepanación puede reducir la presión intracraneal y favorecer el flujo sanguíneo en los capilares cerebrales, con lo que se estimula la creatividad del cerebro, que adquiere una "óptima actividad cognitiva".
Una de sus discípulas, Amanda Feilding, quiso rizar el rizo y se practicó una trepanación a sí misma ante el espejo y empleando como trépano un taladro de dentista. Esto ocurrió en 1970 y todavía actualmente se dedica a promocionar los beneficios de esta práctica con sus charlas y publicaciones, incluso haciendo carrera política.
¡Muy llamativo el asunto de la creatividad y la conciencia cósmica! Nosotros, sin embargo, preferimos quedarnos como estamos, ¡¡no sea que se nos escapen las palabras por los agujeros...!!