La recomendación literaria es "Los renglones torcidos
de Dios", de Torcuato Luca de Tena. Un relato magistral sobre los
recovecos de la mente humana y sus desventuras en un manicomio. Engancha desde
la primera a la última página, ¡no dejéis de leer esta obra maestra en cuanto
tengáis oportunidad!
En este novelesco ambiente médico hemos descubierto la
primera de las palabras: iatrogénico/a, del griego ἰατρός,
médico, -geno e -ico, recogido por el DRAE. Se dice, en el ámbito de la medicina, de
toda alteración del estado del paciente producida por el médico.
Buscando una referencia más específica nos encontramos con el Diccionario médico de la Clínica Universidad de Navarra, que define iatrogénico como
"que produce iatrogenia [patología producida por intervención
médica]". En cualquier caso, un
término poco conocido para designar una realidad más extendida que su propio
nombre, desafortunadamente; desde el más absoluto desconocimiento de la
terminología de la medicina, quizá lo podríamos asemejar a lo que se ha dado en
llamar "complicaciones" o "negligencias médicas"...
El descubrimiento de este primer vocablo nos ha recordado
otro algo más usual que quizá sí os suene, aunque, sorprendentemente, no esté
recogido por la Real Academia: idiopático/a. Procede del griego ἴδιος -propio, particular- y
πάθος -padecimiento, sufrimiento-, y todo el mundo conoce el concepto y lo
ha sufrido en sus propias carnes, nunca mejor dicho.
A quien más o quien menos
su médico le ha dicho que "eso es un virus" o le ha prescrito
"un par de días de reposo a ver si se te pasa", o incluso le ha
recetado un medicamento opuesto al recetado anteriormente, haciendo suya la
técnica del ensayo y error. En lenguaje de la calle sales pensando que no
tiene ni pajolera idea de lo que te pasa, pero en realidad padeces un
trastorno idiopático.
Según el Diccionario médico citado anteriormente,
idiopático se dice de cualquier proceso o síndrome con varias causas posibles
conocidas, pero que, en el caso concreto que se estudia, se desconoce la causa
específica, porque no se puede demostrar ninguna de las posibles causas; es un
diagnóstico de exclusión. De esta definición se deduce que, a medida que la
medicina y los avances científicos se producen en relación a una enfermedad,
más causas radicales se descubren y el porcentaje de casos designados como
idiopáticos decae.
Algún día desaparecerán completamente este tipo de casos
pero no hará falta eliminarlos del Diccionario, la Academia se ha puesto la
venda antes de la herida...
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