miércoles, 4 de junio de 2014

CAMPECHANO/A

Pues no sabemos si os habréis enterado pero, por lo visto, ha abdicado el rey de España...
No vamos a añadir nada nuevo porque, en sólo 48 horas, se ha escrito todo lo que se podía escribir al respecto; probablemente incluso más. Pero sí vamos a sacar algo de punta lingüística a uno de los términos más reiterados en estos días.

¡Juan Carlos es muy campechano! La frase más repetida durante los 39 años de su reinado, a pesar de haber nacido en Roma. ¡No, no es que sintamos antipatía por los pobres romanos ni por los italianos en general! Enseguida lo entenderéis...

Según la Real -nunca mejor dicho- Academia, campechano/a es la persona natural de Campeche y todo lo perteneciente o relativo a esta ciudad de México o a su Estado. ¡Entonces? ¿Qué tiene que ver nuestro monarca con los cuates mexicanos si no comparten cuna?

Pues, si seguimos desgranando la entrada del DRAE, se indica que campechano/a puede referirse a alguien "que se comporta con llaneza y cordialidad, sin imponer distancia en el trato" y, coloquialmente, a alguien "franco, dispuesto para cualquier broma o diversión", a alguien "dadivoso" [liberal, generoso, propenso a hacer dádivas] o a alguien "afable, sencillo, que no muestra interés alguno por las ceremonias y formulismos". 

Que juzgue cada uno la cualidad que se le otorga al rey pero, ¿cuál es la razón de agrupar tantas virtudes en un solo vocablo? El lexicón académico incluye una nota etimológica en la acepción relativa a la llaneza y la cordialidad: se achaca a la fama de cordialidad de que gozan los naturales de Campeche, tierra de vida placentera según la creencia popular. Entendemos que el resto de acepciones virtuosas vendrán por extensión.

¿Tendrá también el heredero, Felipe VI, "raíces" aztecas? Si las cosas no cambian repentinamente, parece que tendremos tiempo de comprobarlo...

2 comentarios:

  1. Me ha encantado el post. Ahora me parece raro pero es cierto que no se ha escrito sobre lo de campechano.

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    1. ¡Gracias Marina! Que se ha dicho, desde luego, hasta la saciedad, pero los orígenes de la campechanía quizá eran más desconocidos...

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