En las últimas semanas la prensa ha repetido incansablemente noticias y estadísticas acerca de la influencia de la crisis económica sobre las desigualdades sociales. Sirvan como ejemplo estas noticias de
El Pais,
El Mundo o
RTVE, que explican que las diferencias económicas de la sociedad española se están volviendo más acusadas; mientras que cada vez más familias se encuentran bajo el umbral de la pobreza, aumentan las grandes fortunas y el número de
ricachones.
Esto es un hecho y parece bastante feo. No sólo por la alarmante e inaceptable situación social, sino desde el punto de vista lingüístico.
Pese a las estadísticas, para la Real Academia no existen tales
ricachones ya que este término de uso común no está recogido en el DRAE. Sin embargo sí aparece la forma
ricacho/a, menos extendida, y se define como la forma coloquial
para denominar a la persona acaudalada, aunque de humilde condición o vulgar en su trato y porte.
Desde la Ensalada queremos abogar por la desaparición de
ricachones y
ricachos. Y si es mucho pedir, pues que sólo queden algunos, los más simpáticos como el Tío Gilito y divertidos como el Sr. Burns.
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