jueves, 4 de octubre de 2012

ISOFENA

Tras el cambio de estación, cultivemos un poco la parcela meteorológica. Hemos descubierto una palabra que nos ha encandilado; no es una palabra especialmente bonita, pero su significado pone un punto de cercanía en medio de la exactitud y la frialdad científica.

Siguiendo la estructura de las famosas isobaras e isotermas del renombrado hombre del tiempo, obtenemos isofena.
Procedente del inglés isophene, de igual apariencia, y este del griego ἰσοφανής, se emplea en campo de la meteorología para denominar a la "curva para la representación cartográfica de los puntos de una región de la Tierra en donde, simultáneamente, tienen lugar determinados fenómenos fenológicos, como la floración del almendro, la llegada migratoria de la cigüeña, etc.". Por supuesto se pueden representar otros fenómenos naturales como la caída de la hoja de la vid o la llegada de la golondrina, precisamente buenos indicadores del cambio de estación. ¿No resulta bucólico y emotivo?

Las isofenas conforman conjuntos paralelos de líneas, como las curvas de nivel de un mapa topográfico, y al conjunto se le denomina mapa fenológico:

Pero las isofenas no son sólo un elemento poético y evocador... Desde luego tienen aplicaciones prácticas muy importantes; pueden ser utilizadas como descriptores del clima local y los ecosistemas naturales o como indicadores predictivos de importantes motores económicos comarcales, por ejemplo la floración de los naranjos en Levante o la de los cerezos en el valle del Jerte. Incluso la AEMET proporciona informes fenológicos regularmente.

Ya conocimos las cabañuelas. Como veis, a pesar de los avances de la ciencia en el s. XXI -satélites, sondas y otros instrumentos de precisión-, la naturaleza nos sigue proporcionando los medios más fiables para la predicción meteorológica. Animales y plantas nos dan aún más de lo que parece, ¡también palabras como esta!

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