jueves, 19 de junio de 2014

ALCANCÍA

Un año más, todo está listo en Peñalsordo para celebrar el Corpus Christi y su fiesta de la Octava. ¡Y, por supuesto, la Ensalada dispuesta a no perdérsela!

En ediciones anteriores conocimos las jocosas mojigangas y los vistosos jopos. Este año descubriremos algo muy característico de la fiesta, cuyo nombre quizá no sea tan conocido...

La fiesta se desarrolla al compás de un continuo y característico redoble de tambor que marca, incansable, Emilio. ¡Pom,potom,pom!
En determinados momentos de la fiesta y a la orden del sargento, que marcha en primer lugar, los cofrades marcan un paso rítmico peculiar y pintoresco. El ritmo se conoce como el ritmo de las alcancías, pero específicamente alcancías es el nombre de ese acompasado baile tradicional.
Es decir, no siempre que suena el ritmo del tambor se bailan las alcancías; se hacen antes y después de las mojigangas, en la recogida de las insignias o en la captura de las vaquillas en el "Cacho Dehesa", por ejemplo. También se representan unas alcancías un poco especiales durante la celebración de la batalla de los caballitos, evento singular que tiene lugar cada cinco años (la próxima edición será en 2018) y que aparece perfectamente descrito en este artículo antropológico.

Pero veamos qué dice la Real Academia al respecto y si tiene algo que ver con el significado peñalsordeño...

El origen del término alcancía es antiguo; procede del árabe hispánico *alkanzíyya, este del árabe clásico kanz 'tesoro', y este del pelvi ganǰ.

Su primera acepción es: "vasija, comúnmente de barro, cerrada, con solo una hendidura estrecha hacia la parte superior, por donde se echan monedas que no se pueden sacar sino rompiendo la vasija". ¡Una hucha! ¡Hasta el típico cerdito casi cabe en esta definición!
Es en el segundo significado donde encontramos algunas referencias que nos resultan un poco más familiares: "bola hueca de barro seco al sol, del tamaño de una naranja, que, llena de ceniza o de flores, servía para hacer tiro corriendo o jugando alcancías". El DRAE recoge propiamente esta expresión, correr o jugar alcancías, indicando que se refiere a "tirárselas [las bolas de barro, se entiende], corriendo montados a caballo, unos a otros, y pararlas con el escudo, donde se quebraban". 
Recuerdan bastante a los caballitos, ¿verdad? En vez de bolas de barro con ceniza son huevos rellenos de serrín, pero se lanzan y se quiebran contra el escudo del "caballito" de delante...

Aún quedan significados variados, que nada tienen que ver con el Corpus, como el "cepillo para limosnas o donativos", en América, o la "olla llena de alquitrán y otras materias inflamables que, encendida, se arrojaba a los enemigos", probablemente desde el matacán, junto al agua hirviendo.

En resumidas cuentas, la relación entre las alcancías de Peñalsordo y las del diccionario es difusa; pudiera ser que, en origen, se denominara alcancías a los caballitos por su similitud con el juego de las bolas de barro y, por extensión, pasara a llamarse así al baile propio de otros momentos de la fiesta. ¿Os ha picado la curiosidad con las alcancías? ¡Pues venid a descubrirlas a nuestro pueblo! ¡Alabado sea el Santísimo Sacramento!

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