Tenemos en nuestras manos un nuevo regalo "palabrero", que nos ha llegado por cortesía de Carol y Carlos -tanto monta monta tanto, juegos de palabras hasta en los nombres-. A Carlos, colaborador habitual de la tenebrosa sección de Terror y Misterio, ya le conocéis.
Pues bien, nos han regalado un libro titulado "Procedencia de las palabras extravagantes", de José Calles, que contiene un surtido de anécdotas y etimologías curiosas que, por supuesto, iremos desgranando y comentando poco a poco en próximas entregas de la Ensalada.
El primer término que ha llamado nuestra atención en una lectura rápida es una palabra precisa preciosa; nos ha encantado su sonoridad y delicadeza aparente, y por ello le hemos dedicado la entrada de hoy.
Tahalí, cuya pronunciación trae a nuestra memoria aires polinesios y florecillas menudas, es sin embargo un legado de batalla árabe. Posee varias acepciones, todas ellas encadenadas como luego observaremos...
Según la Real Academia, se denomina tahalí -o la forma desusada tahelí- a la "tira de cuero, ante, lienzo u otra materia, que cruza
desde el hombro derecho por el lado izquierdo hasta la cintura, donde se
juntan los dos cabos y se pone la espada" o a la "pieza de cuero que, pendiente del cinturón, sostiene el machete o el cuchillo bayoneta", pero también a la "caja de cuero pequeña en que los soldados solían llevar reliquias y oraciones".
La etimología que nos proporciona el DRAE indica que este vocablo deriva del árabe hispánico tahlíl, y este del árabe clásico tahlīl,
exclamación de la profesión de fe islámica, que dio nombre a la caja en
que se llevaba escrito y, posteriormente, a su sujeción.
El libro que hemos recibido lo expone de forma más entendible y nos aclara la relación entre los significados. Los moros se colgaban una especie de cofrecillos donde guardaban sus letanías y oraciones (tahlīl) para suplicar la protección de Alá durante la batalla. Así pasó a llamarse el propio cofrecillo, donde también empezaron a guardar amuletos, pequeñas joyas y otros objetos de valor. La denominación pasó, por extensión, a la correa de la que colgaba el cofrecillo y, finalmente, a la correa de forma exclusiva, cuando entre los cristianos permaneció el uso de la correa pero no de la cajita.
¡Muy curioso! De portar oraciones y amuletos a sujetar armas... ¿Un fiel retrato de la evolución humana?
Frecuentemente se confunden el tahalí y el talabarte. En el siglo de oro el tahalí es el que cruza el pecho y pende del hombro, mas modernamente se usa para casi todo, incluyendo porras policiales, bayonetas, etc. que no existían hace unos cuantos siglos. El talabarte era donde se colgaban del cinto las armas en los siglos XVI-XVIII. Unos enlaces para el curioso.
ResponderEliminarhttp://ladestreza.blogspot.com.es/2012/01/tahali.html
http://ladestreza.blogspot.com.es/2012/01/talabarte.html
¡Muchas gracias por tu documentada aportación! Un gran descubrimiento este nuevo término; suena muy bien, muy histórico y distinguido: talabarte.
Eliminar