¡Aaayyyy!¡Qué día! Aparece remarcado en negrita en las agendas de El Corte Británico y demás comercios que se preocupan por nuestro bienestar y nos aleccionan sobre nuestras verdaderas necesidades. Sin embargo, en vuestros calendarios existirán para esta fecha opciones muy diversas, desde declaraciones de amor públicas rodeadas de corazones de peluche fosforitos y tartas de nubes de golosina, pasando por cenas más íntimas a la luz de las velas, hasta la mayor de las indiferencias o incluso la aversión mas absoluta por esta ocasión tan comercial.
En cualquier caso, no podíamos dejar pasar la oportunidad de dedicar una curiosa palabra a la onomástica de hoy. Amartelado/a procede del participio de amartelar y la RAE lo define como "que implica o demuestra amartelamiento". Si seguimos tirando del hilo, amartelamiento está recogido en el diccionario académico como el "exceso de galantería o rendimiento amoroso".
Ya se intuye por donde van los tiros, pero para comprobarlo acudimos a la definición del verbo que da origen a ambos vocablos, amartelar, que posee tres acepciones muy relacionadas con San Valentín. La primera de ellas y más evidente, como sinónimo de enamorar; la segunda, con un matiz algo más negativo pero desusado, se refiere a "dar celos"; la tercera, en forma pronominal -amartelarse-, aplicada a los enamorados: "acaramelarse o ponerse muy cariñosos". Sin duda, la acepción más apropiada para el día de hoy.
Y aún queda un paso más, este verbo procede de martelo, del italiano martello, martillo, que es sinónimo de enamoramiento, galanteo; aunque también alude a los celos y la pena o aflicción que nace de ellos.
Llegado este punto se nos plantea una duda existencial, todas estas palabras referidas al amor, el galanteo, los celos... ¿¿derivan de un martillo?? ¿Esto se deberá a su carácter frío, duro, insensible y rígido, o por el contrario a su perseverancia, tenacidad, firmeza y capacidad constructiva?
Sea cual sea vuestra postura y vuestra opinión, solitarios o romanticones, ¡Feliz día de los amartelados!
La relación con el martillo debe venir de lo atontolinado que te deja el amor cuando te pega en la cabeza!! Menos mal que yo estoy amartelada, tercera acepción!! Gracias majos!!
ResponderEliminarEs otra opción a considerar, aunque un poco dolorosa, no? Lo que parece claro es que a Cupido le tenían que haber puesto un martillo en las manos en lugar del arco y la flecha!!
ResponderEliminarQué hermoso es estar "amartelada"!!!
Eliminar¡Desde luego! Disfrútalo, acompañada de palabras como esta!!
Eliminar